martes, 27 de noviembre de 2018

Lo que ellos encontraron ataúd enterrado bajo su casa y cuando observó de cerca se lleva la sorpresa de su vida

Al hacer renovaciones en la casa, son no pocas las personas que quizá esperan encontrar un tesoro escondido, pero lo que nadie espera ni quiere es hallar un viejo ataúd con un cuerpo dentro.
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Esta familia en san Francisco encontró justo eso, se trataba de un pequeño ataúd de niño enterrado bajo la casa. A través de la tapa de cristal podía verse un pequeño cuerpo, se trataba de una niña de unos dos años de edad.
El ataúd databa del siglo XIX y estaba cerrado herméticamente, esto había hecho que la pequeña se encontrara en un increíble estado de conservación, a través del cristal podría verse incluso que la niña sostenía un ramo de flores entre sus manos.
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La familia, en conjunto con las autoridades locales comenzaron a buscar la identidad de la niña ahí encontrada; tardaron un año pero hoy la verdad ha salido a la luz.
En la casa donde se encontró el ataúd vive Ericka Karner, fue ella quien contactó a la policía y a Garden of Innocence, una organización que trabaja para dar a niños que han sido abandonados o cuya identidad es desconocida un entierro digno y de verdad.
El lugar dónde se encuentra la casa de Ercika solía ser un cementerio hasta antes de la década de 1930, cuando los cuerpos fueron trasladados. Al parecer, e ataúd de la pequeña debió haberse quedado olvidado.
A la niña, a quien decidieron llamar Miranda, la llevaron a otro cementerio, pero seguían sin saber su verdadera identidad. Un grupo de voluntarios de Garden of Innocence continuó con la búsqueda de la identidad de la niña.
Ayudándose con el registro de entierros del cementerio y viejas anotaciones al final se encontró que el nombre de la niña era Edith Howard Cook, fallecida el 13 de octubre de 1876 antes de cumplir los tres años de edad.
Sorprendentemente se descubrió que Edith tenía parientes vivos, se trataba de Peter Cook, nieto de su hermano.
Si bien parece que la niña murió debido a una enfermedad infecciosa, la realidad es que la causa de su muerte permanece incierta.
Conociendo el nombre e identidad de la pequeña se decidió que tendría un entierro y pondrían su nombre en la tumba. La lápida incluso tiene una fotografía de la pequeña. El personal de Garden of Innocence le hizo una despedida a Edith en compañía de su sobrino nieto, Peter Cook.
Se trata de una fascinante historia de entrega y dedicación. El cuerpo de la pequeña descansa una vez más para la eternidad fuera del anonimato y en un lugar adecuado para ello.

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